Resulta inevitable que los problemas de infertilidad, en los que interviene la relación sexual, se trasladen a la clínica.
Se percibe ese ambiente sanitario como hostil, por lo que, aquí de nuevo, resulta de innegable ayuda la atención psicológica.
El proceso es duro y los futuros padres o la madre soltera necesitan no apoyo y compañía, sino a alguien con las herramientas profesionales para gestionar el malestar.