La donación de embriones es una actosolidario que muchas perajas en España practican cuando tienen embriones congelados y ya han cumplido su sueño de ser padres ayudando así a otras parejas a que lo cumplan tambié, la única condición es que esos embriones hayan sido generados por mujeres menores de 35 años.
Ya en el 2006 nació en Gerona un niño tras permanecer 13 años congelado en estado embrionario procedente de esta técnica: LA ADOPCIÓN DE EMBRIONES.
Este caso confirma que el tiempo de criopreservación de los embriones no tiene por qué suponer un obstáculo a la hora de lograr un embarazo si la técnica se realiza en óptimas condiciones. Hasta el momento, se ha comprobado que se desconoce la «caducidad» de los embriones humanos congelados.
Existe otra vía por la cual las parejas pueden adoptar un embrión: Los embriones sobrantes de las parejas que no contestan a las peticiones formales de los centros de reproducción asistida solicitando qué destino quieren darles a sus embriones, tal y como establece la Ley de Reproducción Asistida, pasan a disposición del centro, que en este caso se los cedió a una pareja de Gerona.
Este programa de adopción los embriones se asignan de forma que nunca coincida el lugar de residencia de los padres biológicos con el de los adoptivos.
De las parejas que congelan embriones, hasta un un 60% no contestó a las peticiones de los centros sobre el destino de los embriones , quedando a disposición del centro.
En este sentido, los embriones procedentes de un ciclo de fertilidad de pacientes sanos y menores de 35 años se destinan a un programa de adopción, que ha concluido al no quedar embriones «abandonados».
Una gran parte de los embriones transferidos en los programas de donación de embriones se mantuvo entre 6 y 8 años congelados. En concreto, una de cada cuatro transferencias de embriones ha dado lugar a un embarazo evolutivo, una tasa con la que hay que estar orgullosos.
La mayoría de las parejas que se incluyeron en este programa de adopción (75%) habían fracasado en repetidos ciclos de reproducción asistida, tenían antecedentes de abortos y habían renunciado a tener un hijo. Un 20% de los casos han sido mujeres sin pareja masculina en las que habían fallado otras técnicas o que creían que en su entorno social la adopción de un embrión sería más aceptada que la inseminación y un 5% respondían a otras motivaciones.