Mar y gestación pueden llevarse bien si la mujer no se olvida de beber abundante agua, e ingerir frutas y verduras
Pasar un día en la playa supone un modo de disfrutar de los calurosos días de verano. El calor predispone a estar deshidratada y la deshidratación puede desencadenar unos síntomas que resultan más molestos en la mujer embarazada, como bajadas de tensión, mareos y desmayos. Esto se puede evitar sencillamente bebiendo suficientes líquidos y consumiendo más cantidad de frutas, verduras y hortalizas.
Líquidos en abundancia
La mejor forma de mantener el cuerpo hidratado es aportando una cantidad suficiente de líquidos.
La bebida más apropiada es el agua, sin embargo en muchos casos resultan más apetecibles y fáciles de tomar otras bebidas hidratantes como zumos o batidos tanto de frutas y lácteos como de hortalizas. Por tanto, si se va a pasar el día en la playa, conviene llevarse provisiones en una nevera para que las bebidas se mantengan frescas, a buena temperatura.
Frutas y verduras
La mujer embarazada ha de conocer cuáles son los alimentos que más le hidratan y le nutren, ya que muchas personas, debido al calor pierden apetito. Este es el caso de las frutas, las verduras y las hortalizas. La gran mayoría de ellas contienen porcentajes muy elevados de agua por lo que además, apenas aportan calorías. Por otro lado, son alimentos ricos en vitaminas, minerales, fibra y sustancias con acción antioxidante.
Las frutas pueden tomarse en la playa a cualquier hora, tanto para almorzar como para merendar o en el postre. Son muy fáciles de manejar y refrescan gracias a que contienen mucha agua. Y las ensaladas son uno de los platos que más apetece en un caluroso día de playa. Además de incluir vegetales, se pueden emplear en su elaboración otros alimentos que aumenten su valor nutritivo y den a la mujer una buena dosis de energía como pasta, arroz, cuscús, legumbres o patata, alimentos todos ellos ricos en hidratos de carbono y prácticamente exentos de grasas. También se puede optar por los bocadillos o sándwiches vegetales. Y si se añaden alimentos de origen animal, ricos en proteínas como atún, jamón, queso, pollo o huevo cocido…, ya se dispone de un plato único y muy completo desde el punto de vista nutritivo. Conviene que éstos alimentos se añadan en el momento de consumir la ensalada para que el plato se conserve en las mejores condiciones y tenga una presentación agradable.
Y por supuesto, todos los alimentos se han de mantener refrigerados hasta el momento de su consumo, ya que las altas temperaturas son la mejor condición para el crecimiento de bacterias patógenas, que son las responsables de la mayoría de toxiinfecciones alimentarias que se sufren durante el verano.
En verano, no se trata de que la mujer embarazada coma menos, sino de que adapte la alimentación al momento. Para muchas personas el calor hace que tengan menos apetito, por lo que habrá que buscar la solución más adecuada: platos completos, abundantes vegetales y muchos líquidos.