En absoluto, los niños nacidos por reproducción asistida no tienen ningún riesgo de tener más problemas de salud que los nacidos de forma natural. En el caso de la vitrificación de óvulos o el DGP sería justo al contrario. Existiría la posibilidad de garantizar una mejor salud al futuro bebé puesto que a la hora de implantar los óvulos congelados estos son de mejor calidad. En el caso del Diagnóstico Genético Preimplantacional para tratamientos de FIV, se implantan los embriones sanos con el objetivo de impedir que el bebé padezca enfermedades genéticas evitables.
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